Cada proyecto de jardinería requiere una solución diferente y única. Las características de la parcela, la arquitectura, la climatología, el gusto del cliente, los futuros usos del jardín, los condicionamientos presupuestarios…, son factores que estudio en profundidad para dar siempre una acertada propuesta final.

El alzado que aparece sobre este texto pertenece al proyecto de un jardín familiar madrileño de 1 ha de superficie. Los propietarios me encargaron el diseño de un jardín que tuviera un aspecto muy natural, como sotobosque del espléndido arbolado existente en la parcela.

Realicé una variada selección de arbustos autóctonos mediterráneos, escogidos por su belleza discreta, su crecimiento compacto y su capacidad de adaptación al clima, para plantarlos en grandes masas con trazados orgánicos al pie de los pinos. Puse especial cuidado en no modificar el entorno próximo de cada encina, manteniendo los niveles y las características originales del terreno alrededor de las mismas, respetando sus sistemas radiculares y evitando proponer plantaciones ni riego cercanos, para garantizar así su supervivencia y futuro desarrollo. Para las zonas con escaso arbolado elegí especies autóctonas, entre las que destaco los alcornoques, Quercus suber, plantados en dos grupos por detrás de la vivienda. Todo ello dio lugar a un jardín de aspecto silvestre y natural, con un bajo consumo de agua y de cómodo mantenimiento. Solo en determinadas zonas, próximas a la casa y a la piscina, recurrí a especies ornamentales no autóctonas difíciles de ubicar en otras partes del jardín. >